jueves, 26 de abril de 2012

Uso de las TIC en la enseñanza de la Historia

Tradicionalmente, en la enseñanza de la Historia los alumnos han tenido un papel bastante pasivo. Hay un proverbio oriental bastante famoso: ”dime algo y lo olvidaré, enséñame algo y lo recordaré. Pero hazme partícipe de algo y entonces lo aprenderé”. Creo realmente que aprender haciendo es el nuevo camino iniciado ya hace algunas generaciones por la escuela activa. Hasta ahora, en Historia, esta metodología ha sido muy difícil de aplicar porque no podíamos llevar a nuestros alumnos a una excavación arqueológica (por falta de tiempo) para que aprendieran a excavar.

Las TICs e internet nos permiten trabajar en colaboración con otros centros, conseguir imágenes, materiales, reconstrucciones, documentos archivísticos, etc. Esto lo podemos hacer ahora mucho más rápidamente.
Igualmente, la posibilidad del trabajo colaborativo entre los alumnos del mismo centro y de otros centros se facilita enormemente en red. Los nuevos entornos de campus virtuales permiten nuevos estilos de trabajo, en el aula y, sobre todo, fuera de ella.

Deberíamos crear en nuestras clases pequeños historiadores en potencia. Deberíamos enseñar y aplicar la metodología del historiador en las clases y deberíamos huir de convertir a nuestros alumnos en unos loritos que memorizan fechas, personajes, mapas, etc.
Lo que proponemos es convertir la clase de Historia en un pequeño laboratorio. Sabemos que inicialmente esto no es fácil porque si bien los centros y sus correspondientes equipos directivos están acostumbrados a proveer espacios físicos para laboratorios de Ciencias Naturales o Tecnología, no lo están preparados para que el profe de Historia les pida un espacio a tal efecto. Pero sí que las TICs nos pueden ayudar a preparar nuestro laboratorio virtual al que podrían acceder alumnos y profesores a través de ordenadores conectados a la red. 

En este orden de cosas deberíamos diseñar un nuevo rol del profesor de Historia. Este nuevo profesor debería ser un buen conocedor de los materiales multimedia buenos y útiles publicados en la red. Si esto no es así estamos condenados a repetir una y otra vez cosas hechas ya por otros docentes en alguna parte del mundo. Este profesor debería también ser un conocedor de las técnicas multimedia básicas a nivel de usuario. En estos momentos sería muy útil para nosotros ayudarnos de nuestros alumnos que, en general, dominan mejor los aspectos técnicos. Estamos ante una nueva figura que podríamos definir como profesor on line. Esto no quiere decir que debe estas 24 horas al servicio del alumno sino que aumenta sus posibilidades de relación a un ámbito más amplio que la clase.

Lo que queremos decir con el profesor on line 24 horas es que las TICs nos permiten agrandar las aulas, nos pueden entregar los trabajos y ejercicios a través de los campos virtuales, los alumnos pueden consultarnos cosas a través del correo electrónico y de la mensajería instantánea. Y todo esto, añadiendo al lenguaje escrito fuentes sonoras y visuales que pueden enriquecer mucho el trabajo pedagógico.

La verdad es que estas generaciones de alumnos que tenemos en las clases de primaria y secundaria en la actualidad son lo que podríamos llamar generaciones huérfanas en el sentido de formación de nuevas tecnologías. Todo lo que han aprendido ha sido mayoritariamente de forma autodidacta. Nadie les ha formado, nadie les ha enseñado. Aquí la didáctica general tiene un gran camino que recorrer. Los docentes tenemos que entender que el punto de partida en el aprendizaje (a diferencia de los últimos siglos) está básicamente en el lenguaje audiovisual y no textual o, por lo menos, no sólo en el textual. A los nuevos alumnos digitales tendremos que enseñarles el lenguaje escrito pero también necesitarán una formación en lenguaje audiovisual. Tenemos que enseñarles a “leer” también el sonido y la imagen.

La mayoría de los historiadores (y alumnos) trabajan con transcripciones escritas de entrevistas cuando son mucho más visuales resúmenes en vídeo de estas entrevistas.

Hasta ahora el elemento fundamental de trabajo en las aulas son los libros de texto convencionales. La revolución en estos libros de texto ya se inició hace unos años con la incorporación en los mismos de imágenes a color, mapas y diagramas históricos y reconstrucciones virtuales con ilustraciones. Pero creo que todo esto se queda corto. Los materiales de enseñanza que ser también materiales audiovisuales que ahora son sólo un complemento de los textos.

En este punto sería fundamental que las universidades enseñaran a los profesores de historia (futuros y actuales) técnicas de aprendizaje y materiales didácticos relacionados con las TICs. Tanto en materiales físicos (aparatos) como en materiales didácticos.
Si nos creemos de verdad que la utilización didáctica de estos materiales debe ser habitual en las clases no puede haber 3 ó 4 proyectores por centro. El profesor tiene que disponer de los medios para utilizarlos en cada clase.